Me diagnosticaron ERC, ¿por dónde empezar?

Para la mayoría de pacientes, esta condición clínica es una puerta a un mundo nuevo de variantes y terminología que podría ser difícil de entender. Por esta razón, queremos puntualizar algunos aspectos críticos sobre la atención integral de esta población.

Lo primero que debemos hacer es perderle el miedo a la palabra enfermedad crónica. Tal como explica Juan Carlos Alarcón Médico Internista y Nefrólogo, Gerente de Operaciones Clínicas de Baxter RCS, hay que empezar por entender que una enfermedad crónica es básicamente aquella “que pertenece a un grupo de enfermedades de larga duración y cuya evolución es generalmente lenta”. Es decir, que es una enfermedad con la que tendremos que aprender a vivir, entendiendo que es una condición a la que tendremos que dedicarle atención y cuidados.

También tenemos que entender que hay una gran diferencia entre tener una Insuficiencia Renal y tener una Enfermedad Renal Crónica. De hecho, tal como recuerda nuestro nefrólogo invitado, solo un pequeño porcentaje de pacientes con Enfermedad Renal Crónica requerirá de tratamiento sustitutivo y otro porcentaje de pacientes (con Insuficiencia Renal Crónica en Terapia sustitutiva o sin ella), requirirá de cuidado paliativo. 

Cambios en mis hábitos de vida: entender los estadios de la ERC (Enfermedad Renal Crónica).

Lo primero que nos explican como pacientes de ERC es que la condición se divide en varias etapas. Algunas de ellas tienen que ver con nuestras condiciones preexistentes (diabetes, hipertensión, tabaquismo y obesidad, entre otras), o con factores no dependientes de nuestro estilo o hábito de vida como son las enfermedades propias (primarias) del riñón.

Entendiendo en cuál de los cinco estadios estamos, podremos (en conjunto con el equipo clínico), proceder a enlentecer de ser posible, la velocidad de progresión de la ERC y los siguientes, son conceptos muy generales.

Existen cinco etapas. Desde el diagnóstico de la Enfermedad Renal Crónica (independiente de su estadio), se requiere de acompañamiento médico en el que se deben seguir las indicaciones de cuidado para evitar o retardar la progresión a etapas más avanzadas de la enfermedad en las que es necesario requerir de una Terapia de Reemplazo Renal (diálisis y/o trasplante) o Cuidado Paliativo.

  1. Primera etapa: Se considera que la función renal (en temas de rendimiento) es normal pero pueden existir condiciones que afecten a futuro dicha función.  En este estadio es fundamental hacer cambios en el estilo de vida y/o tratamientos específicos de acuerdo a la enfermedad de base.
     
  2. Segunda etapa: En este estadio, la función renal aún es estable.  Al igual que en el estadio anterior, es fundamental el cuidado general de la salud y de acuerdo a la condición (por ejemplo, presencia de pérdida de proteínas o sangre por la orina), es fundamental el seguimiento médico especializado para realizar una intervención temprana y de tal manera, evitar (cuando sea posible), la pérdida de la función renal.
     
  3. Tercera etapa:  En este estadio, ya existe una alteración funcional (independiente de la edad). Se pueden presentar condiciones concomitantes tales como anemia crónica, enfermedad ósea, inflamación, Hipertensión Arterial de difícil manejo, edemas (hinchazón), alteración en las cifras de glucemia, entre otros. 
     
  4. Cuarta etapa: En este estadio y de acuerdo a la velocidad de pérdida de la función renal, y con un adecuado proceso de decisiones compartidas, el paciente, su familia y/o cuidador, debe prepararse para la posibilidad de una Terapia de Reemplazo Renal (tales como diálisis peritoneal o hemodiálisis, trasplante renal o cuidado paliativo).
     
  5. Quinta etapa: Luego de la preparación precedente, los pacientes ya deben estar conscientes de las opciones terapéuticas y bajo el concepto de la mejor calidad de vida de acuerdo a sus expectativas, y preferencias tomar la mejor decisión de Terapia de Reemplazo Renal.

Algunos cambios que tendré que hacer

El médico Nefrólogo que nos acompaña también nos sugiere cambios puntuales que tendremos que implementar para evitar la progresión de las etapas explicadas anteriormente.

  1. Control de la presión arterial: No solo disminuye la posibilidad de cualquier evento cerebro-cardiovascular. También, puede potencialmente disminuir la velocidad de progresión (deterioro) de la función renal.
     
  2. Control de la glucemia: En pacientes diabéticos, hay literatura contundente que demuestra que el adecuado control de la glucemia es un factor clave ya sea para evitar la ERC o para disminuir su velocidad de progresión.  En pacientes ancianos con alto riesgo de hipoglucemia, las metas pueden ser diferentes a la población general.
     
  3. Igualmente, se ha demostrado en estudios observacionales cómo el tabaquismo se asocia directamente no solo con mayor incidencia (presentación) de ERC, sino con mayor velocidad de progresión en pacientes con la enfermedad.
     
  4. En pacientes con ERC establecida, el control de la ingesta proteica ha demostrado, tanto en pacientes diabéticos como no diabéticos, disminución en la velocidad de progresión de la ERC, siempre y cuando ese control sea proveído por especialista en el tema.
     
  5. Dependiendo de la condición del paciente y su función renal, el uso de medicamentos se convierte en una herramienta fundamental, no solo para disminuir su velocidad de progresión, sino también, para minimizar la posibilidad de condiciones relacionadas y que puedan impactar en los desenlaces en salud. En resumen, hay medicamentos que impactan no solo la aparición de la ERC, sino también su progresión, pero deben ser prescritos por personal médico.

Cuestión de actitud y mentalidad

Aunque nos enfrentamos a una condición que requiere de nuestro cuidado y especial atención, es importante recordar que nuestra actitud, disposición y buen ánimo ante lo adverso es más importante que nunca. Así mismo, debemos rodearnos de familia y/o cuidadores que alimenten este espíritu de optimismo y cuidado.

“En la era de Desenlaces Relacionados con el Paciente y Atención centrada en la Persona, es fundamental y crítico el cuidado en el bienestar del paciente, familia y cuidador y en todo caso, realizar un adecuado proceso de toma de decisiones”.