El ejercicio y la Enfermedad Renal Crónica: ¿qué recomiendan los expertos?

Tener una Enfermedad Renal Crónica no tiene por qué significar quietud absoluta; por el contrario, se sugiere realizar algo de actividad física. Sin embargo, hay varios puntos a tener en cuenta.

Antes de aventurarnos a hacer cualquier tipo de ejercicio, es importante tener en cuenta la opinión médica. Para ello, revisaremos algunas preguntas frecuentes de los pacientes con ERC frente a la actividad física.

Los pacientes que pueden ejercitarse con ERC son los considerados ambulatorios, es decir, aquellos en programa de nefroprotección o pre-diálisis (que ya reciben hemodiálisis o diálisis peritoneal, así como los pacientes con trasplante renal).

 

Los beneficios del ejercicio para una persona con ERC.

Para todos ellos, se ha demostrado en diferentes estudios los beneficios de la actividad física, puesto que se reduce la tensión arterial, se mejora la función cardiovascular, se observa control de la glucemia en la sangre (en caso de pacientes diabéticos) e incremento en la masa muscular. Así mismo, el ejercicio mejora el estado de ánimo, la calidad de vida y patrón de sueño.


¿Cuáles ejercicios puedo hacer?

En el caso de las personas con ERC, únicamente se deben hacer los ejercicios que el nefrólogo y/o médico tratante recomienden. Aquí, es clave tener en cuenta la función renal del paciente, así como las comorbilidades que pueda presentar.

Tal como nos explica la Nefróloga Leyder Corzo de Baxter Renal Care Services RCS, “es preciso que cada uno de los pacientes y la familia  pregunten directamente a su nefrólogo/a tratante acerca de tipo de ejercicio (aeróbico / resistencia), así como el tiempo, la frecuencia, la intensidad en que pueden hacerlo”.

Este punto es importante porque en Internet existen muchos consejos de ejercicios, pero no todos son ideales para personas con ERC. “No es recomendable realizar planes de ejercicios que nos recomienden o que encontremos en algunas páginas de internet, por ejemplo, ya que la condición de cada uno de los pacientes puede ser diferente”, agrega Corzo.

Sobre este tema, la National Kidney Foundation sugiere rutinas que no superen la media hora, para empezar. Deben ser ejercicios que promueven el uso de varios músculos al tiempo (como caminar, trotar, nadar y andar en bicicleta), y que no dejen exhausto al paciente.

 

¿Cuáles ejercicios debo evitar?

Para saber cuáles actividades no son adecuadas, empecemos por tener presentes las posibles preexistencias que me llevaron a tener una enfermedad renal crónica. Por ejemplo, si tengo un antecedente de enfermedad cardíaca, no debería elegir aquellas actividades que representen un esfuerzo considerable a nivel de corazón, o que eleven mis pulsaciones a niveles peligrosos. Caso similar es el de las personas con hipertensión.

La National Kidney Foundation agrega que se deben evitar ejercicios bruscos, o que generen una presión particular sobre algunas partes del cuerpo, como el levantamiento de pesas.

El cansancio generado no debe ser tal que le impida a la persona volver a ejercitarse dos días más tarde, ni debe generar fatiga al punto de que al paciente le cueste respirar y no pueda hablar. Dolor de pecho, calambres, náuseas, cansancio excesivo y pulsaciones irregulares son señales inmediatas para detener la rutina que se esté realizando.

Por otro lado, tal como nos explica Corzo, “los pacientes con ERC pueden tener alteraciones de electrolitos (sodio, potasio y fósforo) y de hidratación. Es muy importante tenerlo en cuenta a la hora de desarrollar una actividad física, pues se debe consultar siempre al nefrólogo/a tratante”. Recordemos que las personas con ERC requieren mantenerse hidratados en todo momento, razón por la cual necesitarán reforzar su ingesta de líquidos en caso de realizar algún ejercicio y revisar que su dieta esté supliendo los niveles adecuados de sodio, potasio y fósforo.